Sobre la mesa descansa mi asfixia emocional. Sobre los folios, charcos impregnados del aroma que desprende la muerte, tu muerte.
Dolor, océanos que vienen y van con la desdicha acontecida. El instante en que perdí el brillo de tus ojos mi corazón se partió como el cristal. Esparcidos los pedazos ansío el regreso de tu movimiento.
No volveré a deleitarme con el sabor de tu sonrisa, no recorreré de nuevo tu médula… No olvidaré otra vez nuestro aniversario. No importa el tiempo que pase, en mí siempre estarás tú alimentándote de las entrañas de este hombre enamorado.
Ojalá todo fuera distinto.
Ojalá no te hubiese sorprendido entre sedas y lirios gritando un nombre que era ajeno al mío. Ojalá no tuviese este genio que tanto me has criticado, esa agresividad que tantas veces nos ha llevado a las lágrimas y aquella frialdad que me ayudaba y convertía en alumno aventajado de Maquiavelo.
Así, tu cuerpo no yacería marchito sobre nuestro caro mármol. Así, tu sangre no empaparía la camisa y los pantalones que elegí llevar para el funesto momento. Y así, ni tu piel ni mi alma habrían sido desgarradas.
ay, que penica sister...
ResponderEliminarpero muy bueno una vez más.
Por cierto, me gusta el diseño de tu blog
Besitos
Bueno, realmente bueno, te sigo.
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