miércoles, 14 de julio de 2010

¿Pesadilla?

De sus entrañas surgió, de sus miedos se alimentó.



Es de noche. No hay gente. Ángela camina por la calle. Su carne se mezcla con el viento. El hedor que este trae consigo apesta sus cabellos. A su derecha unas rejas la separan de un parque nevado de hojas. Lleva rato escuchando el continuo castañear de unos dientes ajenos a los suyos. Trata de acelerar el paso, pero le es imposible, siempre se encuentra en el mismo sitio.
Ángela se queda estática, observando a aquel que la acecha con un rostro definido por la mirada enajenada y la sonrisa rota. Escondido tras las rejas, le regala una sonrisa serrada a la par que le enseña los ojos del mal, dos focos de malsana negrura. En un instante, su cuerpo extremadamente delgado y maltrecho se alza por encima de las sombras, se coloca sobre la joven. La envuelve. Le arrebata el aliento.
Ángela despierta empapada de sudor. Sólo ha sido una pesadilla. Gira sobre sí misma, buscando un lugar entre las sabanas. Al recostar la cabeza sobre la almohada sus ojos se cruzan con una mirada enajenada ya conocida.
Son las tres de la madrugada. La hora del diablo.


2 comentarios:

  1. Sueñas que despiertas de una pesadilla, y te horrorizas al ver que sigues en ella... Creo que esa es la peor pesadilla ¿Y si en realidad hemos despertado de verdad?
    Aunque el relato sea corto, me he sumergido completamente en él, y estaba deseando que la protagonista se despertara.
    Me gustan mucho tus relatos oscuros, los tratas de una manera muy inteligente.

    Un fuerte abrazo

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  2. La pesadilla siempre comienza al despertar mas haya del mal se encuentra el deseo.Dejarse atrapar solo es un comienzo.
    Fer

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