
La cámara nos va a mostrar un pequeño retazo de la vida en esta ciudad, Madrid. Elige caminar de madrugada, esconderse tras una esquina y observar a un grupo que esta sentado en una plaza. Dos de los integrantes se levantan y despiden del resto. Son un chico y una chica, él lleva una bicicleta. Caminan juntos. Los jóvenes se miran con complicidad, parece que la cámara he decidido dejarnos ver una historia bonita, de esas que uno quiere vivir. El objetivo se acerca más y más, tanto que de pronto formamos parte de la existencia de la pareja. El se esta haciendo el interesante hablando de un tipo nuevo de bicicleta, ella asiente y sonríe sin entender bien las explicaciones. Ambos están ebrios. Llegan, llegamos, a un portal. El toma las llaves y abre una enorme puerta antigua. Ella duda, tonteando le dice “¿no serás un psicópata, verdad?” El se ríe “puedes confiar” Estas frases nos descubren en contra de lo que habíamos creído hace escasos momentos que son desconocidos. Dos desconocidos que se han cruzado fugazmente en las calles de Madrid.
Al subir, ella se descalza, observa el piso, entra tranquilamente en la habitación del chico. Antes de que repare en la decoración se encuentra mirando hacia el techo, percibe besos apasionados. La cámara se centra en la mirada de la joven. No esta implicada en la acción, esta por estar, tratando de alejar de sí un recuerdo doloroso, ¡no! más bien tratando de borrarlo con un suceso banal y sin sentido. Es un acto completamente autodestructivo. Al fin su mirada recobra la vida para posarse en formas que adivinan la muerte. En una pared, atados por finas cuerdas, cuelgan miembros de una muñeca: dos brazos, dos piernas, un torso y una cabeza. Desmembrada y mordida por el viento fija sus cristales en la chica. A su lado otra muñeca, sujeta por el mismo tipo de cuerda, cuelga boca abajo, ésta sin cristales con los que avisar. La chica se asusta. En otra de las paredes hay un póster con una chica ahorcada cuyos pies no tocan el suelo. “Creía que no eras un psicópata” suspira señalando los trozos inertes de plástico.
El la mira con extrañeza y sigue besándola, lleva sus dedos dentro de ella, y ella en contra de su voluntad gime y más tarde con toda la que tiene chilla. El vuelve a ella “creo que te he hecho sangrar, pero así es más divertido, ¿no crees?” La cámara recorre el cuerpo desnudo de la chica y frena en sus muslos salpicados de sangre. De pronto y antes de que exista reacción el chico la golpea con un sonoro bofetón que hunde su cabeza en el colchón. Ella perpleja pero llena de ira se lo devuelve “sí, pégame tú también, más divertido aún” La golpea nuevamente y ella repite su acción mientras grita "¡No me pegues!"
El se echa a un lado “perdona, pensaba que te gustaba así” Se levanta y va hacia una cómoda de la que saca dos camisetas. Le entrega una a la chica que aún esta fuera de sí. Se pone sobre ella y la abraza “también puedo hacerte el amor si lo prefieres” Ella forcejea “cuerpo de mujer y alma de guerrero, me gusta” Esta muy borracho, entre frases inconexas se queda dormido, ella agradecida toma sigilosamente su ropa y se dirige a la puerta. Cuando llega a ésta sólo le queda calzarse. Al ir a abrirla sobre su cabeza una mano mantiene la madera cerrada “¿no te vas muy pronto?” El chico medio dormido la sonríe. La cámara se aleja poco a poco recorriendo hacia atrás el camino hasta la habitación, entra, enfoca la cama, las muñecas rotas, la cómoda abierta de la que sobresale un brazo de plástico, ¡no! no es plástico, es de otro material... Sigue, da la impresión de saltar por la ventana, pero no hay caída, la imagen se mantiene unos instantes en el aire y después desaparece. La cámara ha hablado. Que cada uno imagine el final que desee.
Al subir, ella se descalza, observa el piso, entra tranquilamente en la habitación del chico. Antes de que repare en la decoración se encuentra mirando hacia el techo, percibe besos apasionados. La cámara se centra en la mirada de la joven. No esta implicada en la acción, esta por estar, tratando de alejar de sí un recuerdo doloroso, ¡no! más bien tratando de borrarlo con un suceso banal y sin sentido. Es un acto completamente autodestructivo. Al fin su mirada recobra la vida para posarse en formas que adivinan la muerte. En una pared, atados por finas cuerdas, cuelgan miembros de una muñeca: dos brazos, dos piernas, un torso y una cabeza. Desmembrada y mordida por el viento fija sus cristales en la chica. A su lado otra muñeca, sujeta por el mismo tipo de cuerda, cuelga boca abajo, ésta sin cristales con los que avisar. La chica se asusta. En otra de las paredes hay un póster con una chica ahorcada cuyos pies no tocan el suelo. “Creía que no eras un psicópata” suspira señalando los trozos inertes de plástico.
El la mira con extrañeza y sigue besándola, lleva sus dedos dentro de ella, y ella en contra de su voluntad gime y más tarde con toda la que tiene chilla. El vuelve a ella “creo que te he hecho sangrar, pero así es más divertido, ¿no crees?” La cámara recorre el cuerpo desnudo de la chica y frena en sus muslos salpicados de sangre. De pronto y antes de que exista reacción el chico la golpea con un sonoro bofetón que hunde su cabeza en el colchón. Ella perpleja pero llena de ira se lo devuelve “sí, pégame tú también, más divertido aún” La golpea nuevamente y ella repite su acción mientras grita "¡No me pegues!"
El se echa a un lado “perdona, pensaba que te gustaba así” Se levanta y va hacia una cómoda de la que saca dos camisetas. Le entrega una a la chica que aún esta fuera de sí. Se pone sobre ella y la abraza “también puedo hacerte el amor si lo prefieres” Ella forcejea “cuerpo de mujer y alma de guerrero, me gusta” Esta muy borracho, entre frases inconexas se queda dormido, ella agradecida toma sigilosamente su ropa y se dirige a la puerta. Cuando llega a ésta sólo le queda calzarse. Al ir a abrirla sobre su cabeza una mano mantiene la madera cerrada “¿no te vas muy pronto?” El chico medio dormido la sonríe. La cámara se aleja poco a poco recorriendo hacia atrás el camino hasta la habitación, entra, enfoca la cama, las muñecas rotas, la cómoda abierta de la que sobresale un brazo de plástico, ¡no! no es plástico, es de otro material... Sigue, da la impresión de saltar por la ventana, pero no hay caída, la imagen se mantiene unos instantes en el aire y después desaparece. La cámara ha hablado. Que cada uno imagine el final que desee.
Hola Stefy!! Ya tenía ganas de leerte.
ResponderEliminarHacía tiempo que no escribías algo oscuro. Dejar el final a merced de nuestra imaginación, hace el relato aún más interesante. Yo creo que la chica no llega a salir de la casa... Me ha gustado mucho la idea de poner a una cámara como "narrador".
Besotes
Escalofriante... Me encanta el ambiente que le das a tus textos. Imagino el final... Y es tan oscuro como el propio relato.
ResponderEliminarUn Beso Escalofriante, Stefy.
Muy buen guión... Para cuando un corto??????
ResponderEliminarUn saludo de un anonimo lector
Muchas gracias!!
ResponderEliminarun placer teneros por aquí!!
Besoooossssss!!!
besitos escalofriantes!!!
jajajaja,pues lo del corto no es mala idea...hummm... le daré una vuelta:)
ResponderEliminarBuenísimo relato, y certeramente musicalizado.
ResponderEliminarSaludo y beso