jueves, 22 de julio de 2010

Cosas de adolescentes



(Imagen del anime Kare Kano)

Estaba en un banco con un par de amigas esperando la llegada del resto de la pandilla para ir al cine. Entonces tenía quince años. Era romántica y soñaba con el príncipe azul. Todas lo hacíamos. Cada una de nosotras guardaba celosamente en su corazón el nombre del chico por el que queríamos ser amadas. Reíamos y hablábamos pero cuando los chicos aparecían, a mis amigas y a mí nos cambiaba la cara, nuestra risa era más sincera, nuestras palabras más intensas… nuestra vida más autentica. La belleza de la juventud, de lo desconocido. A mí me gustaba Juan, un chico alto y desgarbado, nada guapo, pero que me hacía sonreír siempre. A veces con toda osadía me cogía de la mano para enseñarme escaparates “¡Mira ese muñeco! Es de edición limitada, ¡mola! ¿Verdad?” Yo no entendía mucho de que me hablaba pero cuando su piel tocaba la mía, el pulso se me aceleraba y me sentía la chica más dichosa del mundo. Mis amigas notaban que me había enamorado del rarito del grupo, lo cual no les extrañaba demasiado; ya en aquellos años habían aceptado que yo no era un ejemplo de normalidad precisamente. Aún así disfrutaban haciéndome de rabiar. Cuando eres joven, eres un poco estúpido y te cuesta reconocer ciertas cosas, si me hubiese gustado Alfredo, el chico más guapo del instituto, no me habría sentido avergonzada de mis sentimientos, ¡al contrario! lo habría dicho bien alto y fuerte, pero como el que me tenía loca era el feucho del grupo, me limitaba a negarlo y enfurruñarme…
Seguíamos esperando a nuestros príncipes cuando Lucía me dijo en alto “¡A ti te gusta Juan, reconócelo de una vez!” Un poco harta de las bromitas de mis compañeras la grité “¡A mí no me gusta ese! si es horrible… y súper raro, ¡nunca sé de que demonios habla!"Hubo un silencio más largo de lo normal. Miranda, mi otra amiga, señaló hacia mi espalda. Me giré lentamente. Detrás de mí estaba Juan que llegaba el primero. Quise contestar algo que arreglase mis palabras, pero eso significaba retractarme de ellas, así que mirando al suelo susurré “siento que hayas escuchado esto” Pensé que luego lo podría solucionar… en algún momento en el que nos quedáramos a solas, en uno de esos momentos mágicos en los que él me tomase de la mano para ver algo que le emocionase. Mi optimismo e insensatez me hicieron creer que me saldría con la mía, pero lo cierto es que nunca más volvió a cogerme de la mano. De hecho una semana más tarde estaba saliendo con Lucia. Por lo visto a ella también le gustaba y le molestaba enormemente ver como Juan pasaba tanto tiempo conmigo. El día en el que me enteré de que Juan y Lucía salían juntos dejé de creer en los príncipes azules y en la amistad verdadera. Ese fue el día en el que mi inocencia se rompió y desapareció para siempre.

10 comentarios:

  1. ¡Hola Stefy!
    Me he enterado de que tenías un blog, y no he dudado en hacerme seguidor. ¡Me encanta poder disfrutar de tus relatos! Eres una virtuosa de la escritura.

    Un abrazo de Robin (Killer).

    ResponderEliminar
  2. jajajajajaja!!!!
    Robin, como te he echado de menos,que bien verte por aquí!!! Espero verte pronto, amor!!

    Mil besitos!!!

    ResponderEliminar
  3. Oh Stefy que lindo!

    Que lastima que lo descubriste así, pero quizás un día, tu verdadero príncipe azul te aparece... de verdad...
    No dejes de creer en la amistad verdadera, porque existe sí!!!
    Yo tengo Amigos verdaderos con la A bien grande!

    Te seguiré leyendo...

    Gracias por visitarme.

    Un beso desde Portugal.

    ResponderEliminar
  4. Hola,

    Porque has tenido una mala experiencia, no dejes de creer en la Amistad verdadera... yo tengo amistades verdaderas...
    Ojalás las encuentres...

    Saludos desde Argentina,

    Sergio.

    ResponderEliminar
  5. Hola Stefy,

    Es triste tu relato...
    Pero porque has tenido una mala experiencia no hay porque dejar de creer en la Amistad verdadera...

    Te dejamos un beso.

    ResponderEliminar
  6. Hola,

    muy lindo tu relato.

    Pero hay que creer en la amistad verdadera..., porque existe sí!

    Ojalá la encuentres.

    Un beso,

    Humberto

    ResponderEliminar
  7. El amor a esa edad es especial, está lleno de sentimientos. Lo malo es que nuestra juventud nos hace actuar de forma inadecuada.
    Una buena visión de la realidad, y de lo que sucede cuando no somos nosotros mismos.

    Un besazo

    ResponderEliminar
  8. Hola Stefy,

    muy lindo tu relato aunque triste, pero eres muy joven para dejar de creer en la amistad verdadera, porque de verdad ella existe, aunque no lo creas...

    Un beso.

    Te seguiré leyendo.

    ResponderEliminar
  9. Muchísimas gracias a todos!!
    El relato esta basado en hechos reales, aunque no todo es real..Aun así debo decir que el tiempo pasó, y con él esa necesidad de dramatizar cuanto sucede alrededor. Ahora, sí que creo en la Amistad Verdadera, hay gente maravillosa en el mundo. Sin ir más lejos, por aquí anda mi mejor amiga(silvia) a la que quiero un montón por ser como es:)
    Aunq aun sigo sin creer en principes,eso sí..

    Un beso muy grande!!

    ResponderEliminar
  10. Ooooooh!! Me he emocionado muchísimo leyendo tu comentario. Pues claro que existe la amistad verdadera!! Tu eres un claro ejemplo de ello, para mi, y para mucha gente que te quiere.
    Puede que no existan los príncipes, pero TU PRINCIPE si existe.

    Un beso!!

    ResponderEliminar